Lo de tomar café tiene muchas ventajas: la primera, para el cuerpo de uno, por aquello de que la cafeína tiene sus defectos, pero sus virtudes son de lo más gratificante. La segunda, para el mundo, porque mientras uno se lo toma con algún amigo, suele obtener las claves y estrategias necesarias para arreglar el mundo.
Dos ventajas que estrujamos al máximo el otro día el amigo Joseba Basalo, editor de Aleta y, además, una de esos extraños casos de editor de tebeos que intenta pensar más allá del alcance de las novedades del mes que viene.
Hablábamos en ese momento de los tebeos escaneados y nos preguntábamos cuánto tardaría ese formato en ser realmente práctico. Que su calidad es cada vez mayor no sólo es obvio, sino constatable (y que debería sacarle los colores a más de un editor), pero sobre todo comentábamos sobre la practicidad del formato. La verdad es que todavía estamos lejos de tener un mecanismo de lectura digital tan práctico como el libro, pero la calidad de los e-books aumenta por días y aparecen experiencias exitosas, como la de venta de mangas en formato digital para la PSP, que indican que el futuro, más cercano o más lejano, irá en esa línea. Un razonamiento que nos dio pie a pensar a un sencillo gedankenexperiment: >¿qué pasaría en nuestro país si triunfara la venta de tebeos vía internet?
La respuesta era obvia: que la mitad de editoriales actuales, sobre todo las más grandes, desaparecían en meses. Porque en el momento en que la distribución por internet de tebeos sea factible y rentable, es obvio que serán las propias editoriales (sino los autores), las que hagan la venta directamente desde sus páginas, evitando molestos intermediarios. Para cualquier editorial japonesa, francesa o americana, la inversión en traducir directamente sus tebeos sería mínima, y no digamos el hacer versiones de su web en diferentes idiomas, favoreciendo la compra de sus tebeos digitalizados desde cualquier parte del mundo. Si la operación fuese rentable, las ediciones en papel dejarían de tener rentabilidad y, mucho más, las ediciones realizadas por editoriales licenciando el material, lo que se traduciría en la desaparición de facto de la venta de derechos, sutituída ya por la edición digital directa en diferentes idiomas. En estas condiciones, aquellas editoriales que viviesen básicamente de la publicación de derechos extranjeros verían cómo desaparecían el 90% o incluso el 100% de sus ingresos.
Hasta aquí el razonamiento genérico…¿qué pasaría en España? Pues que prácticamente todas las editoriales basan su política en la edición de material extranjero, en su mayoría el 100% de lo qu editan, olvidándose por completo de la producción propia. Mientras que en Francia, Japón o los USA el golpe sería fuerte pero no afectaría a las grandes, habituadas a la producción propia, en nuestro país sería una revolución, ya que en este momento, tan sólo dos editoriales tienen más de un 80% de producción propia: El Jueves y Edicions de Ponent. El resto vive básicamente de comprar derechos y traducir, con pequeños e ínfimos conatos de producción propia.
Es, evidentemente, un experimento pensado, que probablemente no ocurra nunca, pero… ¿quién sabe?